Con estas posibilidades y limitaciones en mente, el deporte para el desarrollo y la paz se enfrenta a dificultades considerables, especialmente en relación con la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Aquí cabe prestar atención a dos de los Objetivos.

​En primer lugar, aunque todas las cuestiones y objetivos de desarrollo asumidos dentro del sector del deporte para el desarrollo y la paz son importantes para la vida de las personas, este todavía tiene que abordar de manera específica o enérgica los problemas de degradación ambiental y cambio climático mundial. Existen algunos programas conocidos de deporte para el desarrollo y la paz que tienen un mandato ecológico; por ejemplo, la Mathare Youth Sport Association de Nairobi (Kenya) dirige ligas de fútbol juvenil en las que los participantes ganan puntos en la clasificación por recoger basura y contribuir a la limpieza de Mathare. Sin embargo, muy pocas organizaciones bajo el estandarte del deporte para el desarrollo y la paz han asumido el cambio climático como principal cuestión en materia de desarrollo. Para que este sector contribuya de forma relevante y considerable al desarrollo sostenible, tendrá que establecer conexiones más sólidas con las cuestiones ambientales y con la lucha contra el cambio climático antropógeno.

​En segundo lugar, aunque la conceptualización y la retórica que sustentan el deporte para el desarrollo y la paz siguen basándose en “el poder del deporte”, cada vez es más difícil ignorar el hecho de que este poder no siempre se utiliza de forma positiva. El deporte internacional, especialmente de élite, sigue viéndose ensombrecido y manchado por la corrupción, la mala gestión financiera, los escándalos de dopaje, la violencia y la degradación ambiental. Claramente, si el deporte contribuye a estos problemas o los exacerba, no puede considerarse que esté realizando una contribución positiva al desarrollo internacional sostenible. Esto no quiere decir que todas las formas de deporte estén envueltas en estos problemas. Sin embargo, las principales organizaciones deportivas mundiales, incluida la Fédération Internationale de Football Association (FIFA), el Comité Olímpico Internacional y la National Basketball Association de América del Norte, apoyan u organizan ahora programas de deporte para el desarrollo y la paz, lo que indica una creciente conexión entre el deporte de élite y el desarrollo internacional. Por lo tanto, en lugar de creer que la notoriedad y la popularidad mundial del deporte contribuirán necesariamente al desarrollo, puede que los defensores del deporte para el desarrollo y la paz tengan que exigir cuentas al deporte internacional de élite y pedirle que aplique normas éticas o realice reformas que coloquen al deporte en mejor posición para servir al desarrollo y la paz internacionales.

​En conclusión, el creciente ámbito del deporte para el desarrollo y la paz, cada vez más institucionalizado, presenta oportunidades considerables para que el mundo del deporte contribuya positivamente a superar las dificultades sociales y ambientales más acuciantes de nuestro tiempo. Sin embargo, la investigación en las ciencias sociales muestra que están lejos de garantizarse resultados positivos. Por lo tanto, es hora de ir más allá de la cuestión de la utilización del deporte para el desarrollo internacional y pensar más en cómo hacerlo de la manera más equitativa y sostenible.