Las acciones prosociales no son un servicio que un proveedor ofrece a un cliente. Son un esfuerzo de toda la sociedad para convertir a cada uno de sus miembros en protagonistas de su propia vida. Si bien la distribución de apoyos de materiales y de oportunidades es importante, el objetivo final es construir identidad, conciencia de la dignidad personal y el sentido de vida.
Sólo quien ve a su propia vida como valiosa y significante tiene motivos para aprovechar los recursos y oportunidades que están a su alcance. Una consecuencia de esta idea es que las conductas prosociales deben fundamentarse en la sociedad de un modo que no genere dependencia ni asistencialismo.
El propósito de acciones prosociales en la sociedad debe ser superar la situación de vulnerabilidad mediante la creación de oportunidades y de incentivos que pongan a las personas y a las familias en condiciones de actuar con autonomía para construir su propia felicidad. Las transferencias monetarias son parte del menú de instrumentos, pero nunca deben convertirse en un fin en sí mismo.