Además de las oportunidades señaladas en el apartado Posibilidades de la promoción del desarrollo internacional a través del deporte, la investigación en las ciencias sociales también pone de relieve una serie de limitaciones de la actual organización y aplicación del deporte al servicio del desarrollo internacional. Algunas de estas limitaciones son evidentes en gran medida. Por ejemplo, si va a utilizarse el deporte como “gancho” para atraer a jóvenes a programas de desarrollo y posteriormente poder enseñarles conocimientos para la vida o mensajes de paz, ¿qué pasa cuando a los jóvenes no les gusta el deporte o les interesan otras cosas? Aunque la promoción del sector del deporte para el desarrollo y la paz a veces se basa en la noción de que el deporte es universalmente popular, puede darse el caso de que los jóvenes prefieran realizar actividades culturales o recreativas distintas a las deportivas. Por lo tanto, un programa de deporte para el desarrollo y la paz eficaz quizá tenga que mantenerse abierto a la posibilidad de ofrecer programación diversa al servicio del desarrollo, que incluya baile, teatro, música o artes creativas.

Otras limitaciones a la hora de entender y evaluar las contribuciones del deporte al desarrollo internacional están más orientadas a nivel metodológico. Aunque los métodos de investigación normalizados y positivistas, como las pruebas previas y posteriores, han demostrado que la autoeficacia, la autoestima y la resiliencia y el sentido de empoderamiento generales de los jóvenes a menudo mejoran después de participar en programas deportivos, sigue siendo notablemente difícil evaluar el papel preciso que desempeña el deporte en estos procesos. Los jóvenes, sobre todo los que pertenecen a comunidades pobres y marginadas, llevan vidas complejas. Teniendo en cuenta las numerosas influencias en su desarrollo social (por ejemplo, la familia, la escuela, la geografía, los compañeros, la cultura, etc.), afirmar con seguridad que el deporte tiene una incidencia particular es cuando menos atrevido. Esto no significa que el deporte no contribuya o no pueda contribuir positivamente, pero nos recuerda que la medición de estos resultados exige reflejar el lugar que ocupa el deporte en una constelación de influencias sociales.

​Por último, algunas de las limitaciones del deporte en la contribución al desarrollo internacional tienen una orientación más sociopolítica. La principal son las críticas lanzadas por algunos sociólogos, según los cuales, en su forma actual, los programas de deporte para el desarrollo y la paz enseñan a los participantes las aptitudes que necesitan para sobrevivir en la desigualdad y la opresión, pero hacen poco por cuestionar o cambiar las causas fundamentales de esta marginación. Por ejemplo, la utilización del deporte para promover y enseñar aptitudes empresariales a mujeres en Uganda puede ayudar al logro de la independencia económica a nivel individual o local, pero probablemente hace poco por responder a la omisión del Estado de proporcionar un marco básico para el éxito y la salud de sus ciudadanos. Así, en cierta medida, el desarrollo a nivel macro puede quedar fuera del ámbito de la programación basada en el deporte, lo que indica el limitado alcance de estas iniciativas.